Había una vez un gitano pobre que vivía con su mujer y sus nueve hijos. Vivían en una barraca precaria, lejos, en el bosque, y muchas veces no tenían ni siquiera para comer. Un día, el gitano, enojado con su mala suerte, dijo:
–Dios, ayúdame y dame suerte. Ay, Dios, ¿por qué no respondes a mi desgracia? Mira, si no puedes, voy a pedirle ayuda al otro, porque no doy más.
Dijo esto y ¡Hop!, apareció el impío, que estaba escuchando.
–¿Me has llamado? –le dijo.
–¿Quién… quién eres? ¿Có-, có-, có-, cómo? –se asustó el gitano.
–¿No ves? Yo puedo ayudarte, gitano. Ve directamente a tu casa, que allí encontrarás todo lo que tu alma quiere. Pero si en un año no me dices los años que tengo, mueres y además te quito todo, ¿has escuchado? Aquí te voy a esperar.
Cuando llegó a su casa, no era una casa sino un palacio. Lo esperaba un automóvil nuevo, dinero, joyas de oro. La gitana le preguntó: –¿Qué has hecho? ¿Cómo? ¡Qué milagro es todo esto!
Entonces, el gitano empezó a contarle todo a su mujer. También le contó que en un año el impío iba a volver, para sacarles toda la fortuna que este día adquirieron y no solo esto, sino que también va a llevarse el alma del gitano y que los va a perdonar solamente si pueden adivinar los años que tiene. Pero ¿cómo pueden saber su edad?, es un secreto que nadie sabe.
–No te preocupes –dijo la gitana a su marido–, algo se nos va a ocurrir llegado el momento.
Desde entonces comían como reyes, paseaban, hacían todo lo que su corazón les pedía, pero con el acercamiento de la fecha en la que se cumplía el año, la gitana le dijo a su marido:
–Esposo mío, ve y tráeme miel, plumas y algo que se parezca al pico de un pájaro grande. Creo que te voy a sacar de este asunto.
Entonces, ella se echó encima la miel y rodó sobre las plumas y se pegó sobre la nariz eso que parecía un pico de pájaro grande y, así, fue a esperar al diablo.
Esperó lo que tuvo que esperar y llegó el otro (el diablo), y cuando vio lo que tenía delante de él, silbó: fiu, fiu, y dijo:
–En mis cuatro mil millones de años nunca vi un pájaro como este que tengo delante de mí –y de maravillado como estaba se fue a buscar al gitano. Este se había escondido para que no lo encontrara el impío, pero su mujer le había contado todo.
Y entonces, cuando el gitano se encontró con el diablo, le dijo:
–Tienes cuatro mil millones de años.
– Sí, es así –dijo el diablo–. No entiendo cómo lo pudiste saber, pero verdaderamente es así, te has salvado de mí.
FIN
Biografía
Los hermanos Grimm, Jacob Grimm (1785-1863) y su hermano Wilhelm (1786-1859) nacieron en Hanau, Hesse (Alemania). A los 20 años de edad, Jacob trabajaba como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Ambos catedráticos de filología alemana, ya antes de llegar a los 30 años habían logrado sobresalir gracias a sus publicaciones y cuentos.
Conocidos sobre todo por sus colecciones de canciones y cuentos populares, así como por los trabajos de Jacob en la historia de la lingüística y de la filología alemanas, eran los dos hermanos mayores de un total de seis, hijos de un abogado y pastor de la Iglesia Calvinista.
Siguiendo los pasos de su padre, estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo (1802-1806), donde iniciaron una intensa relación con C. Brentano, quien les introdujo en la poesía popular, y con F. K. von Savigny, el cual los inició en un método de investigación de textos que supuso la base de sus trabajos posteriores. Se adhirieron además a las ideas sobre poesía popular del filósofo J.G. Herder.
Entre 1812 y 1822, los hermanos Grimm publicaron los Cuentos infantiles y del hogar, una colección de cuentos recogidos de diferentes tradiciones, a menudo conocida como Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. El gran mérito de Wilhelm Grimm fue el de mantener en esta publicación el carácter original de los relatos. Siguió luego otra colección de leyendas históricas germanas, Leyendas alemanas (1816-1818). Jacob Grimm, por su parte, volvió al estudio de la filología con un trabajo sobre gramática, La gramática alemana (1819-1837), que ha ejercido gran influencia en los estudios contemporáneos de lingüística.
Fueron profesores universitarios en Kassel y Göttingen. Siendo profesores de la Universidad de dicho lugar, los despidieron en 1837 por protestar contra el rey Ernesto Augusto I de Hannover. Al año siguiente fueron invitados por Federico Guillermo IV de Prusia a Berlín, donde ejercieron como profesores en la Universidad Humboldt y como miembros de la Real Academia de las Ciencias.
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