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La lanza mágica
Cuento africano

La lanza mágica

Había una vez un muchacho tan pobre que necesitó un año entero para ahorrar el dinero necesario para comprar una lanza.

Cuando por fin hubo reunido la suma, fue al mercado a comprar una. Allí pasó mucho tiempo examinándolas con atención, pero ninguna le gustó realmente.

Miró a su alrededor y vio a un anciano sentado con una sola lanza en la mano.

- Véndemela – dijo el muchacho

- No está en venta, aunque puedes conseguirla. Sin embargo, recuerda una cosa: es una lanza mágica. Cuando vayas de caza y la dispares a un elefante, la lanza matará cien más, ella sola, y luego volverá a ti. Pero, y no lo olvides, rápidamente tendrás que pronunciar las siguientes palabras:

              

¡Lanza, oh lanza poderosa!

Contra este hombre no seas violenta.

¡Pero vuelve aquí, vuelve deprisa!

¡Lanza, oh lanza poderosa!

No fuiste robada,

sino en el mercado comprada.

¡Lanza, oh lanza poderosa!

¡Vuelve, vuelve, vuelve

rápida como el viento!

 

- Si no dices estas palabras, la lanza te matará también a ti.

El joven dio las gracias al anciano y volvió a su casa.

Pronto se convirtió en el mejor cazador de toda la región. Mató muchos, muchísimos elefantes, y cuando tuvo un gran número de colmillos fue a la costa para vender el marfil en el barco de vapor.

Mientras vendía el marfil a bordo y no pensaba en la lanza, la vio de pronto volar hacia él atravesando el aire. Sin perder un instante, empezó a decir los versos que el anciano le había enseñado:

 

¡Lanza, oh lanza poderosa!

Contra este hombre no seas violenta.

¡Pero vuelve aquí, vuelve deprisa!

¡Lanza, oh lanza poderosa!

No fuiste robada,

sino en el mercado comprada.

¡Lanza, oh lanza poderosa!

¡Vuelve, vuelve, vuelve

rápida como el viento!

 

Cuando acabó de pronunciar estas palabras, la lanza aterrizó en su mano.

Al volver a su casa, la gente de la aldea le contó que habían encontrado a su vecino muerto en la jungla, entre un centenar de elefantes abatidos. El joven adivinó lo que había pasado y se puso muy contento de poseer una lanza mágica que nadie podía robarle.

 








Hermanos Grimm


 

Biografía
Los hermanos Grimm, Jacob Grimm (1785-1863) y su hermano Wilhelm (1786-1859) nacieron en Hanau, Hesse (Alemania). A los 20 años de edad, Jacob trabajaba como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Ambos catedráticos de filología alemana, ya antes de llegar a los 30 años habían logrado sobresalir gracias a sus publicaciones y cuentos.
Conocidos sobre todo por sus colecciones de canciones y cuentos populares, así como por los trabajos de Jacob en la historia de la lingüística y de la filología alemanas, eran los dos hermanos mayores de un total de seis, hijos de un abogado y pastor de la Iglesia Calvinista.
Siguiendo los pasos de su padre, estudiaron derecho en la Universidad de Marburgo (1802-1806), donde iniciaron una intensa relación con C. Brentano, quien les introdujo en la poesía popular, y con F. K. von Savigny, el cual los inició en un método de investigación de textos que supuso la base de sus trabajos posteriores. Se adhirieron además a las ideas sobre poesía popular del filósofo J.G. Herder.
Entre 1812 y 1822, los hermanos Grimm publicaron los Cuentos infantiles y del hogar, una colección de cuentos recogidos de diferentes tradiciones, a menudo conocida como Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. El gran mérito de Wilhelm Grimm fue el de mantener en esta publicación el carácter original de los relatos. Siguió luego otra colección de leyendas históricas germanas, Leyendas alemanas (1816-1818). Jacob Grimm, por su parte, volvió al estudio de la filología con un trabajo sobre gramática, La gramática alemana (1819-1837), que ha ejercido gran influencia en los estudios contemporáneos de lingüística.
Fueron profesores universitarios en Kassel y Göttingen. Siendo profesores de la Universidad de dicho lugar, los despidieron en 1837 por protestar contra el rey Ernesto Augusto I de Hannover. Al año siguiente fueron invitados por Federico Guillermo IV de Prusia a Berlín, donde ejercieron como profesores en la Universidad Humboldt y como miembros de la Real Academia de las Ciencias.

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