Cuento, el amigo Juan, www.manosalarte.com

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ENTRE MÉDICO Y MECANICO

Abordar un medio de trasporte público es una odisea; allí puede pasar cualquier cosa; meterse en estos móviles cajones metálicos o ¡ chatarra pintada ! implica un escenario donde se pierde la capacidad de asombro.
En estos teatros vivientes es natural la presencia de chuecos, tuertos, sordos, mudos,pastores, malandros, vagos, vividores, vendedores ambulantes de todo tipo de chucherias, que a pesar de todas las discapacidades que confiesan tener, se suben a la unidad de transporte con la segura anuencia del chofer que así nos narraba -

Quintiliano ? un enfermero profesional egresado de la Universidad de los Andes; quien vive en Trujillo- capital, pero labora en el hospital
Pedro Emilio Carrillo? de Valera, cuyo recorrido equivale a 33 km que se cubre en aproximadamente en 30 minutos. Mi asombro mayor ? decía Quintiliano ? es la maestría con que estos personajes manejan su discurso a la hora de convencer a los incaútos pasajeros, quienes tocados en su fibra humana son conducidos a abrir su cartera y sacar su billetico para ese expedito trueque golosina- billete.
Algunos narran casos clínicos que padecen como no lo haría el más aventajado cirujano clínico; además, parecen expertos expres en ventas y marketin, al punto que el pasajero llega a sentirse la propia víctima de estas mansas palomas y encantadores de culebras .
Pero les voy a narrar- dijo Quintiliano- un caso especial que sucedió entre dos pasajeros mecánicos que se encontraron en un bus que cubre la ruta Trujillo- Valera y cuyo encuentro se tradujo en un dialogo a todo dar en el transcurso del pequeño y cotidiano viaje.
Ambos mecánicos laboraron durante 5 años en el taller mecánico " los Chatarreros ", especializados en mecánica automotríz, lavado y engrase; por razones de oficio manejaban un diálecto meramente técnico, sin dejar de ser humorístico y sarcástico; que dejó a la audiencia de pasajeros en total silencio y hermetismo.

Puedo recordar " decía Quintiliano " que era así más o menos si no exactamente como lo narro: los mecánicos se llamaban Jonás y Pedro, tenían más de 10 años sin verse la cara.
Epa Jonás! tiempo sin verte ? saluda Pedro- ¿Que es de tu vida ? Te veo más flaco que un " jojoto seco" , acento Pedro- Ni tanto -responde Jonás- todavía andando en este carro de huesos modelo 40, que es lo menos que uno puede hacer en esta vida; estuve de parada por 6 meses, hospitalizado en el taller del seguro social.
Tenía averiada la carrocería humana; a Dios gracías el médicome dió de alta y me dijo en base a su dianóstico lo siguiente:

tienes el motor casi a tiro;por ahora tienes las dos bujías , enchumbadas de alcohol y cigarrillo; las mangueras obstruidas por exceso de trigliceridos y colesterol; las válvulas bombean poca gasolina humana;el tren eléctrico responde a medias por el tranocho;la batería tiene poca energía por deficit de proteinas;su termostato o hipotálamo regula poco sudor y temperatura; sus neumáticos están díbiles y por eso se le dificultad caminar por sus propios medios.
De pronto termina el viaje y Jonas despidiéndose de su amigo le dice: Ah rigor, Pedro! me tengo que cuidar, antes que el viejo Alquimista se aparezca con el imán y arrastre mi "cacharro" con esta caravana de años hacía el " Chatarrero" mayor, para que me ponga a buén destino. Tengo la dicha de haber comprendido la vida entre un mecánico y un médico.

Cuento enviado por: Saul Briceo Fernandez, desde Venezuela.

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