Poesia Dominicana. Héctor Incháustegui Cabral nació en Baní el 25 de julio de 1912 y fallece en la ciudad de Santo Domingo el 5 de septiembre de 1979.
Equivocación de los angeles
Eran ángeles fuertes, con las manos curtidas y dientes de caballo detrás de la sonrisa.
Colgaron el Mal en una rama, y la tierra tirando, y la cuerda tirando, hicieron del mundo una sinfonía.
Eran ángeles fuertes, abiertos los dedos de los pies, simples como el agua, rudos como el hierro.
Potente músculos en el ala, la frente despejada, las manos, de ajusticiar, sin resignación encallecidas.
Eran dos iguales, quizás como si un limpio espejo entre ellos siempre retratara, eran dos y un pensamiento, dos gemelas llamas amarillas, una sola luz
En donde tierra por morir se acaba detuvieron su paso poderoso; paro su canto la avecilla, expiraron los aires y perfumes.
Poesia Dominicana. Aurora Arias,
nació en Santo Domingo en 1962. Estudió arte y psicología. Ejerce también el periodismo, siendo co-editora de Quehaceres, órgano del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF). En poesía ha publicado Vivienda de pájaros (1986) y Piano Lila (1994). Es también narradora. En 1994 obtuvo el premio de Cuento de Casa de Teatro por Invy's Paradise. La Editorial de la Universidad de Puerto Rico publicó su colección de relatos Fin de mundo (2000).
VIVIENDA DE PÁJAROS
Oh
Yo la hallada en el desierto
luminosa e inédita
domada
bendígo esta jaula
de los pies a la cabeza
del techo a la última raíz
y la proclamo
almacén de todas mis alas
prisión de un pájaro íntimo
y asombroso.
CORAZONES MUERTOS
Llevo un ataúd precioso
clavado en los pulmones
un bosque de salitre.
¡Ronda la muerte de la luz
en su cama dorada!
Ronda la luna transparente
en el lado oeste.
Llevo al mar naufragando
en mis ojos.
Un destino de huellas
nos espera a los dos.
El mar lo enfrenta.
Mi corazón como una brújula loca
se adentra oscuro
hasta este ataúd precioso.
Rondan corazones muertos
en la arena.
LA MUJER QUE SOY YO
Por ahí debe andar
la mujer que soy yo
La mujer que me tiene escondida
el silencio
Por ahí debe ser
La mujer de mí misma
en la que no he vivido
Por ahí debe verme de mirarse
La que me nació al nacer
la simple
la forma verdadera del retorno
Por ahí debe andar
donde el cuerpo no sabe aún
que existo.
ANUNCIACIÓN
Yo
mujer de dos mitades
monstruo de juguete
encarnada
descarnada
y reencarnado en el vacío
no deseo otra cosa mas que
ascender
al lomo de tu desesperación
de tu tierno y amoroso instinto animal
y allí
con voz orgásmica
u ovular
gritarle a la piel nuestro deseo
concluido a destiempo
y allí
volver a amarte con la misma
exactitud de siempre.