PARA MANDAR VUESTROS CUENTOS CORTOS PINCHA AQUI 

Manos al arte Caricaturas P.Vidal Más que moda blog Poesias dia de la madre



 

Cuentos Infantiles


El niño que quiso comerse el sol

Papel animado, mundo comic

Poesias Cortas

Supervivientes 2011

Caricaturas

Varios

Manos Al Arte

Viajes, reservas,hoteles

Elsa Pataky

Las recetas de cocina

Poesias Miguel de Cervantes

Dibujos

Musiqueando

Musiqueando, canciones infantiles
















Cuentos, cuentos chinos, cuentos cortos chinos









Cuentos, cuentos chinos, El muchacho de cabellos dorados

[Cuento de la nacionalidad china (uigur)]


Tiempo atrás había un muchacho huérfano llamado Xianiyazi. Sus padres habían muerto cuando él era muy pequeño y aunque aún era muy joven ya tenía que trabajar de sirviente para ganarse la vida.
Cierto día se quedó dormido sobre el kang y soño con numerosas muchachas que se estaban bañando en un río, al tiempo que jugaban muy alegres.


Entre ellas había una llamada Nuerbaowa, hermosísima, que le sonreía y luego de salpicarlo con un poco de agua se iba corriendo.
Xianiyazi intentaba correr tras ella pero por más esfuerzos que hiciera igual corría muy despacio, transpirando de la nerviosidad.

Cuando se despertó se dio cuenta de que sólo había sido un hermoso sueño.
Pero este muchacho tan sentimental quedó, desde entonces, enamorado de Nuerbaowa. Quién podría saber dónde vivía ella, dónde encontrarla?

Pensaba noche y día, su corazón no encontraba paz.
Así que, intentando hallar a la adorable muchacha de su sueño, abandonó el pueblo natal y se fue por el mundo.


Pasaron muchos días y muchos meses y Xianiyazi vadeó incontables ríos, atravesó innumerables montañas y el desierto de Gobi, hasta que llegó a una gran ciudad.


Aunque tenía muchas esperanzas de encontrar alguna ocupación, con el sitio y la gente no le eran familiares, se sentía con las manos atadas: apesadumbrado tomó asiento al lado de un pozo de los contornos de la ciudad.

Entonces, una anciana que venía con dos baldes a cargar agua notó en qué situación estaba y se interesó:

- Hijo, ¿qué te pasa? El muchacho levantó lentamente la cabeza y respondió:

- Abuelita, ¡estoy rodeado por muchas preocupaciones!

- ¿qué pena te aqueja, niño? No será que tus padres te han echado?

- No, yo no tengo padres, soy huérfano y he llegado aquí buscando un trabajo. Pero no conozco a nadie y el sitio me resulta desconocido.

¿Qué; voy a hacer? Es por eso que estoy tan preocupado.

- Hijo, no pienses más,para qué te vas a buscar más penas? Acepta ser hijo mio y de hoy en adelante seré tu madre.

Vamos a casa. “ Y dicho esto la anciana se fue con el joven, llevando a cuestas los dos baldes de agua.

Desde entonces le pastaba las vacas a la mujer y le traía agua. De ese modo, uno a uno fueron pasando los días.

Cierta vez llevó a las vacas hasta la orilla de un rio y allí vio numerosas muchachas que se estaban bañando.

Entre ellas había una muy hermosa y cuyo rostro le resultaba muy familiar. Le parecía haberla visto en algún lugar, pero no podía recordarlo.

Se escondió y quedó mirando cómo las jóvenes jugaban entre sí­ tirándose agua.

Entonces una de ellas llamó a la más hermosa:¡ Nuerbaowa.!

Esto iluminó el cerebro del muchacho: aquella era la muchacha de su sueño que tanto estaba buscando. La encontró, dijo para sí mismo muy contento, y al mismo tiempo cortó un trozo de caña, se improvisó una flauta y comenzó a tocar sentado bajo un árbol, una música emocionante y desoladora a la vez.

Las muchachas se pegaron un gran susto pero cuanto más escuchaban más les gustaba; salieron del agua, se vistieron y caminaron hacia el lugar de donde venía la música.

Tocando y tocando Xianiyazi se había olvidado de las vacas y al pararse de golpe chocó su cabeza contra la rama del áírbol por lo que se le cayó el sombrero, dejando al descubierto una rubia cabellera y el rostro bien parecido y con aire sentimental.

A primera vista, Nuerbaowa se quedó prendada de él. Al día siguiente Xianiyazi recogió en el jardín de su madre adoptiva un ramo de flores, puso dentro de él una pequeña nota y salió a pastorear como todas las jornadas.

Cuando el sol llegó a su cenit, pudo observar que las muchachas llegaban a bañarse y arrojó el ramo de flores al curso superior del río para que las aguas lo llevaran hasta ellas.

La suerte quiso que el ramo fuera recogido justamente por Nuerbaowa. Ella vio el papelito que había en el ramo, una carta llena de cariño.Las llamas del amor están quemando mi corazón y no había pensado que en el suyo está sucediendo lo mismo!

pensó para sí la joven .Nuestros corazones están unidos, si esto resulta sería maravilloso.

Las demás jóvenes no sabían palabra de aquel secreto, y eso fue todo lo que pasó en aquel día.

Otra vez que las muchachas fueron a bañarse al rio, Nuerbaowa le contó su secreto a una íntima amiga pidiéndole que se fuera a jugar con las demás, mientras ella, a escondidas, caminaba por la orilla en busca de Xianiyazi.

Después de que los dos enamorados se encontraron, hablaron largo y tendido: cada uno le expreso al otro sus ardientes sentimientos.

Desde entonces se encontraban frecuentemente y embriagados por la felicidad, paso quien sabe cuanto tiempo.

Un dia que salieron a caminar Xianiyazi le dijo: maravilloso seria que vivieramos juntos.Nuerbaowa se puso muy contenta, pero contesto con cierta cortedad:

- Pues entonces busca una casamentera para que vaya a pedirle mi mano a mis padres.

Esa noche, despues de cenar, Xianiyazi se sento al lado de su madre y dijo con reticencia:

- Mama, te quiero pedir un favor, si me lo permites hablare.

- Di, hijo, ¿quien mejor que tu madre para escucharte?

- Por favor, no te extrañes. Me gusta mucho Nuerbaowa, podras oficiar de casamentera e ir a pedir su mano a sus padres?

- Ay, Ay, hijo mio! Soy una viuda pobre y tu un huerfano que vive en mi casa; ellos son ricos de fama, ¿como van a relacionar a su hija con una familia tan pobre?

Como expresa el dicho: Los funcionarios con los funcionarios, el pueblo con el pueblo y los pobres con los pobres.

Ademas, si un pobre como nosotros va a esa casa a pedir en matrimonio a la hija, lo mas probable es que se mueran de risa.

No pienses más en tonterías! Pero las palabras de la anciana no hicieron mella en sus oídos. Siguió insistiendo:

- Madrecita, te ruego que vayas de todos modos!

La mujer se conmovió y para no lastimarlo aceptó hacer el intento.

Al otro dia cuando apenas había amanecido la madre se levantó y con sus baldes de agua y una escoba llegó hasta la puerta de la familia adinerada.

Luego de barrer muy bien, se detuvo frente a la puerta y cantó: Soy casamentera, soy casamentera, vengo a hablar de una unión.

Xianiyazi me ha pedido que lo haga ¿ de acuerdo o no?

El rico y su esposa estaban dormidos pero tan pronto oyeron la canción se levantaron extrañados, salieron a mirar, y no había nadie.

Sólo notaron que el patio estaba muy limpio y como sabian que esa era una forma de actuar de las casamenteras, se quedaron en la puerta esperandola.

Por la noche, la madre combino con algunas viejas vecinas para ir juntas a la casa del potentado.

Primero hablaron de cosas en general y luego mencionaron la razon de su visita.

El duelo de casa pregunto inmediatamente quien era Xianiyazi, que cargo tenia su padre y como era la situacion economica de la familia.

- Xianiyazi es un huerfano respondio la madre, y ahora vive en mi casa.

Al rico se le erizaron los pelos de la rabia y grito:

- Soy un rico famoso en toda la ciudad, donde se ha visto que un pobreton pretenda la mano de mi hija?

Si es como para morirse de coélera! Se me van pronto de aqui y no vuelvan a pisar esta casa!

Y el que vuelva a venir saldra, cuanto menos, con una pierna rota!

Y diciendo esto empujo a la madre y las otras ancianas fuera de la casa.

-No te lo habia dicho? No es posible manifesto la madre cuando llego a casa.

Es como el dicho. No estires la mano hasta donde no te llega el brazo.

Piensa un poco. Como un rico va a unir en casamiento a su hija con esta familia pobre? Olvidalo, no pienses mas en ella.

De lo contrario, seria torturarte en vano. Yo te voy a buscar una muchacha bonita y adecuada para ti.

- No te preocupes, mama, en el mundo no hay nada imposible de realizar.

Y decidio ir en busca de Nuerbaowa para pensar con ella otra salida.

Sin embargo, desde aquel dia no volvio a verla.

Sucedio que despues de que se hubieron ido las casamenteras el rico habia encerrado a su hija en la casa sin permitirse salir.

Como ella estaba muy preocupada y enfadada, le encargo a su hermana del alma que le llevara una carta a Xianiyazi.

Estoy encerrada en mi casa leyo el joven y no me dejan moverme libremente. Quiero hablar contigo.

Esta noche camina siguiendo la orilla del rio y llegaras hasta la boca de un pozo de agua del patio trasero de mi casa; entra alli y escondete entre las flores a esperarme.

Yo iré a buscarte a media noche.

Cerca de la medianoche Xianiyazi hizo como se le decía en la misiva y se agazapó a la espera de su amada.

Nuerbaowa permaneció en la cama sin pegar un ojo hasta las doce de la noche y luego se levantó sigilosamente, saliendo a buscar a Xianiyazi.

Una vez que se encontraron discutieron largo rato y acordaron en que se escaprian en la noche del viernes.

Y llego el dia esperado. Nuerbaowa le pidio al palafrenero que la ayudara a preparar dos buenos caballos y que por la noche esperara detras del jardin.

Cuando la noche avanzaba ella se levanto, hizo un atado con sus ropas en el edredon y salio en puntas de pie.

Su padre llegó con un farol al cuarto de su hija distinguiendo vagamente las frazadas levantadas.

Esta profundamente dormida se dijo a si mismo y se retiro de alli.

En ese mismo momento el palafrenero estaba esperando en la parte de atras del jardin con los dos caballos prontos.

Nuerbaowa y Xianiyazi llegaron uno detras del otro. Se despidieron del palafrenero, montaron en los caballos y se marcharon como flechas a la casa de la anciana madre del muchacho para expresarle su agradecimiento.

Cuando la anciana supo que se iban a escapar cantó tristemente:

En el camino hay escabrosas montañas como hareís para atravesarlas?

En el desierto hay leopardos como hareis para pasarlo?

A la orilla del rio hay una inmensa selva como hareís para pasarla?

¿En el camino hay bandidos como los pasareís?

Cantando y llorando a la vez la anciana se negaba a dejar partir a su hijo. Xianiyazi le contesto con otra cancion:

No temo a las escabrosas montañas mi caballo podrá ayudarme.

No temo al leopardo del desierto

Tengo balas que me ayudarán.

No tengo miedo de la inmensa selva El fuego podrá ayudarme.

No tengo miedo de los bandidos El destino me ayudará.

Aunque la madre sentía mucha pena, sabía que si no escapaban les podría ocurrir cualquier desgracia y entonces les manifestó mirándolos a la cara:

- Hijos míos! Que Dios os proteja! Despues de despedirse de la anciana, los jóvenes montaron en sus corceles y partieron.

Anduvieron muchos días hasta que llegaron frente a un gran precipicio escarpado.

Sus caballos lo atravesaron paso a paso y así llegaron a un lugar donde se les abalanzaron cinco lobos feroces.

Xianiyazi disparó tres tiros: los animales se asustaron y huyeron. Mas tarde llegaron a orillas de un río. Una inmensa selva les impedía el paso. Entonces le prendieron fuego y así se abrieron un camino.

Siguieron andando: hete aquí que siete bandidos les cerraron el paso. -¿Quieres conservar la vida o las cosas materiales? le preguntaron ferozmente a Xianiyazi.

- No comprendo lo que quieren decir, respondió el joven.

- Si quieres conservar la vida déjanos tu caballo y esta muchacha, y escapa.

Si quieres conservar las cosas materiales no pienses en regresar vivo.

- Si quieren los caballos, llévenselos, pero esta muchacha es mi esposa y no la voy a abandonar.

Los bandidos se lanzaron en pleno sobre Xianiyazi con el fin de matarlo a golpes y luego le ordenaron a Nuerbaowa que les hiciera de comer.

Mientras cocinaba, la joven pensaba en un método de venganza. Pensando y pensando, se acordó de un veneno que llevaba siempre consigo por si acaso, lo volcó en la comida y se la sirvió a los forajidos.

Estos comieron muy contentos y al ratito se fueron quedando uno a uno con los ojos en blanco.

Xianiyazi no habia sido muerto, solamente estaba desmayado.

Nuerbaowa lo hizo reaccionar con agua fría, le vendó las heridas y le ayudó a subir al caballo, para reemprender el camino. Marcharon unos cuantos días más hasta que por fin llegaron al pueblo natal de Xianiyazi, donde empezaron una vida nueva plena de dicha.

Fin



Traducido del chino por Laura A. Rovetta

© manosalarte.com 2011 Cuentos, cuentos chinos, cuentos cortos chinos