Pero Lopez de Ayala, poemas y poesias


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Pero Lopez de Ayala

 

 



Pero Lopez de Ayala, poemas

PRELIMINAR

En el nombre de Dios, que es uno en Trinidat
Padre, Fijo, Espíritu Santo, en sinple unidat
eguales en la gloria, eternal majestad,
e los tres ayuntados en la divinidat.

El Padre non es fecho, nin de otro engendrado,
nin por otra materia de ninguno crïado;
el engendrado dél Fijo, su solo muy amado
de los dos el Espíritu proçede inflamado.

Es alta teología sçiençia muy escura;
los señores maestros de la Santa Escriptura
lo pueden declarar, ca lo tienen en cura:
yo podrié, como sinple, errar por aventura.

Desta Santa Escriptura abastante creer,
en nuestra madre Eglesia firmemente tener,
quien bien así obrare podrá seguro ser,
e quien mal lo fiziere aver s'a de perder.

Aquesta Trinidat llamo con grant amor,
que me quiera valer e ser meresçedor
de ordenar mi fazienda en todo lo mejor
que a mi alma conpliere, que só muy pecador.

El pecado de Adam, nuestro padre primero,
nos trae obligado a pecar de ligero;
por ende, yo, Señor, la tu merçed espero,
que Tú eres jüez justo e verdadero.

Pensando yo en la vida deste mundo mortal,
que es poca e peligrosa, llena de mucho mal,
faré mi confesión en la manera qual
mejor se me entendier, si Dios aquí me val.

Lo primero, encomiendo en este escripto yo
la mi alma a Dios, que la formó e crió
por su preçiosa sangre después la redimió
que quiera perdonarla, si en algo fallesçió.

Fallesçió, non es dubda, contra su Criador,
que la crïó muy linpia e sin ningunt vigor,
siguiendo los deleites del cuerpo pecador,
que está muy manzellada delante el Salvador.

A Él pido merçed, que non quiera catar
las mis grandes maldades, en que le fui errar
que nunca yo podría sofrir nin soportar
las penas que meresco, si s'an de egualar.

Del limo de la tierra muy baxo só formado,
de materia muy vil; por eso só inclinado
en pecar a menudo e ser así errado.
por ende yo devía ser ante perdonado.

Justiçia será asaz, con pïedat, Señor,
perdonar al errado que cae en error
por la flaca materia, que l' faz mereçedor,
si ha de sus pecados contriçión e dolor.

Para esto la tu graçia será muy menester,
ca sin ella el omne non puede bien fazer.
Otorga me, Señor, que yo la pueda aver,
e aya la mi alma por ende salva ser.

Cobdiçia la mi alma a Ti, Señor, servir,
como a mi Crïador, a quien ella ha de ir;
El cuerpo sin ventura luego me va fallir:
¿Quién puede tal batalla soportar e sofrir?

A Tu noble figura, Señor Tú me formaste
de espíritu de vida Tú me bivificaste,
por Tu preçiosa sangre carament me conpraste,
de poder del enemigo crüel Tú me libraste.

Del todo contra Ti fui yo desconosçido,
en te fazer enojo mucho aperçebido,
El bien que me feziste fue te mal gradeçido:
Por end, Señor, perdón con gemido te pido.

Conosco yo, Señor, que nunca te serví
como leal cristiano: en todo fallesçí,
e todo el mi tienpo muy mal lo despendí:
por ende me confieso luego, Señor, a Ti.

Segunt dize un sabio, conosçer el pecado
es señal de salud al omne que es errado:
Por ende de tu graçia estó yo esforçado,
que tal conosçimiento a mí será otorgado.

E, Señor pïadoso, Tú quieras perdonar
los mis grandes pecados en que te fiz pesar,
e me otorga tienpo, espaçio e logar,
que a Ti pueda servir e a Ti solo loar.

Los yerros que te fiz aquí, Señor, diré
algunos, ca he rresçelo que muchos olvidé
como tus mandamientos, çimientos de la fe,
por la mi muy grant culpa todos los quebranté.

 

LOS DIEZ MANDAMIENTOS

I

Luego en el primero, Señor, Tú nos mandaste
adorar a Ti solo, e por él nos vedaste
creer en otros dioses, e sienpre reçelaste
nuestra flaca creençia, e por ende ordenaste.

Contra esto pequé, Señor, de cada día,
creyendo en agüeros con grant maliçia mía,
en sueños e estornudos e otra estrellería,
ca todo es vanidat, locura e follía.

Ca de todas las cosas Tú fueste el Crïador,
non puede ser llamado ninguno otro Señor,
Tú eres solo Dios, e yo tu servidor,
en otro adorar sería grant error.

II

Segundo, defendiste en vano non jurar
por el tu santo nonbre; te devemos loar
los inojos fincados, loando e adorar;
e contra esto luego me quiero acusar.

Juro muy a menudo por tu nonbre, Señor,
e maliçiosamente, de que só pecador,
e por muy vanas cosas e sin ningunt color:
Por ende merçed pido a Ti de tal error.

Quebranté muchos votos que fize en sazón
que estava en grant cuita e en grant tribulación;
libraste me, Señor, de toda ocasión,
mas los promesos votos aún oy por conplir son.

III

Lo terçero mandaste las tus fiestas onrar,
dexar nos de obras vanas e a Ti, Señor, orar,
e en buenos pensamientos aquel día pasar,
limosnas a los pobres de nuestros bienes dar.

Guardé lo yo, Señor, muy poco tal mandado.
El día de la Fiesta nunca fue apartado
por mí del otro día que estava otorgado
de fazer todas obras: por que só muy culpado.

El día del domingo caminos començé,
mis omnes e mis bestias muy mal los trabajé,
con aves e con canes aquel día caçé,
de fazer obras santas poco me enpaché.

De oír dezir las oras non tomé devoçión
en la tu casa santa, ni a la predicaçión:
en vanos pensamientos puse mi coraçón,
mentir e escarnir era mi entinçión.

IV

Onrar a nuestros padres en el quarto contiene;
al que así lo faze tu graçia le mantiene,
las onras deste mundo e todo bien le viene:
si ventura avemos, pasar lo non conviene.

Çierto, Señor pequé en él por mi ventura,
ca nunca los onré, nin tomé dende cura
como servir devía, por la mi grant locura:
por que agora mi alma siente mucha tristura.

Mi padre e mi madre, Señor, me engendraron,
a la luz deste mundo ellos me aportaron,
con muy grandes cuidados chiquillo me crïaron,
después en los sus bienes ricament me dotaron.

Sienpre les fiz enojos e les fui mal mandado,
pequeña reverençia les tove, mal pecado;
con lágrimas lo lloro, ca só muy manzellado:
Merçed, Señor, demando, sea me perdonado.

Señor merçed te pido, que ayas pïedat
de mi alma mesquina, e a la mi grant maldat
vença en tu jüízio tu noble caridat,
ca mucho mal meresco e mucha crüeldat.

V

Lo quinto defendiste a omne non matar,
ca quien así lo faze quiere se egualar
contigo, Señor grande, que lo fueste formar
sólo a Ti pertenesçe de tal caso usar.

Pecado es muy grande e muy contra razón,
que un omne mate a otro por qualquier ocasión,
que es contra natura, ca veemos que el león
nin el lobo non mata tales como ellos son.

Quien su próximo matare de Dios será judgado
en este mundo, en otro gravemente penado:
en Caín lo verás quál es este pecado,
en las penas que ovo, cómo fue castigado,

Quien atal cosa ayuda en consejo o favor
así es omeçida como el matador:
ver lo has por Judás aquel falso traidor,
que fue en el consejo de matar al Señor.

Otrosí quien enfama de mal a su cristiano,
matador le dirán, e non es nonbre vano,
ca mata e sotierra bivo a su hermano:
por ventura l' valdría más morir por su mano.

Otrosí quien no acorre a quien puede ayudar,
matador le diremos, que mucho es de culpar;
quien puede fazer bien e non toma logar,
finca en muy grant culpa e non s' puede salvar.

Si vieres tu cristiano de fanbre pereçer,
de frío o de sed, o de otro menester,
acorre le si puedes, non le dexes perder;
si por tu culpa muere, avrás de padesçer.

Señor, só muy culpado contra tu mandamiento,
e de todo en todo por errado me siento;
maté e enfamé, e dexé al fanbriento
peresçer, e acorrí muy tarde al sediento.

Di mucho mal consejo e otorgué mi favor
por estorvar a muchos de quien avié rencor;
Señor, Tú me perdona de tan feo error,
non se pierda el alma por cuerpo pecador.

VI

El sesto mandamiento me dize: "Non farás
ni acometrás forniçio que sabe que avrás
por ende grandes penas, e por la ley verás
como deste pecado a Dios enojarás."

Leemos que el deluvio que el mundo sumió
por sólo este pecado Nuestro Señor lo dio,
porque los omnes todos que Él fizo e crió
amavan a las gentes que les Él defendió.

Ha en este pecado maneras departidas,
las unas son muy malas, otras aborreçidas;
pecado es muy suzio e acorta les las vidas
a los que en él caen: nunca en él comidas.

Si quieres defender te deste pecado tal
atienpra tu comer, non sea desigual;
escusa ver mugeres nunca pienses en ál,
e sienpre te acuerda que eres omne mortal.

Señor, buelve tu cara, non cates mis pecados,
ca son feos e muchos e muy desaguisados,
e da me la tu graçia que sean perdonados,
porque pueda salvar me con los tus apartados.

VII

Seteno mandamiento dize: "Non furtarás,
e los bienes agenos nunca los robarás,
e si así non lo fazes, contra Dios errarás:
si te salvar cobdiçias, dello te guardarás.

Pequé mucho en esto con mucha ladronía,
tomando lo ageno e mucha robería,
de que non fize emienda fasta en este día,
nin nunca ovo el dueño de mí la su valía.

VIII

El ochavo defiende: "Non serás mal testigo,
por amor ni pavor amigo nin enemigo;
nunca por el tu dicho otro pierda su abrigo:
avrá buena ventura quien fiziere el castigo.

Nunca te pagues mucho de querer profaçar
nin de escarnesçer nin de falso burlar,
ca esto non es ál sinon mal enfamar
al próximo inoçente por le muy más dañar.

De bivos e de muertos, Señor yo profaçé,
afirmé muchas vezes las cosas que non sé,
enfamé al mi cristiano e su fama dañé:
por que, Señor, te pido perdón pues que erré.

IX

La muger del próximo el noveno defiende;
será de grant ventura el que lo bien entiende
e lo guarda por sienpre: non faga porque emiende
en el fuego durable que sienpre se ençiende.

¿Quién contará el enxienplo deste duro pecado?
como el rey David por él fuera penado,
quando tomó a Urías, el su siervo cuitado,
una muger que avía estando en el fonsado.

Viera el rrey David de un soleador
bañar a Bersabé, e tomó le amor
luego de la robar, e fue él forçador
por que después grant pena le dio Nuestro Señor.

De aqueste pecado Dios mucho se ensañó,
e a aquel rey David en mucho lo penó:
mató le luego el fijo que ella dél conçibió,
e después del su pueblo setenta mill mató.

X

Dezeno mandamiento me viene defender
que nunca yo cobdiçie el ageno aver,
ca sin ello muy rico me puede Dios fazer,
e qual es lo mejor, Él lo sabrá escoger.

Cobdiçio, yo, Señor, asaz de cada día
los bienes de mi hermano e toda su quantía,
e que lo él perdiese yo poco curaría,
e poca caridat sobre esto le ternía.

Cobdiçio yo, Señor, e só muy avariento,
e pasé todas las cosas contra tu mandamiento:
da me, Señor, tu graçia e tu defendimiento,
que faga yo a mi alma otro mejor çimiento.

Señor muy piadoso, yo me confieso a Ti,
que en este pecado algunt tienpo fallí,
e después yo muy tarde e mal me arrepentí:
por que tu piedat, Señor, espero aquí.

Señor mío, Tú quieras tu siervo perdonar
por tu misericordia de que sueles usar,
a este pobre omne, que Tú fueste formar,
pueda por la tu graçia en tu gloria morar.

 

LOS SIETE PECADOS MORTALES

Pecado de soberbia

Otrosí, Señor, pequé en los siete pecados
muy malos e muy feos, de muerte condenados,
que son dichos mortales por su nonbre llamados,
quales aquí diré, ca los he bien usados.

El primero es sobervia, en que el ángel pecó,
muy linpio e muy noble, qual Dios a él crïó,
Luçifer en el çielo, e luego en sí pensó
de ser egual de Dios, e por ende cayó.

Por sobervia pecó nuestro padre primero
Adam en paraíso, contra Dios verdadero;
pasando el mandamiento él fue el delantero;
después de nuestra madre, él fue el consejero.

Que serién tus eguales en alcançar saber
les dixo la serpiente por les fazer perder,
si comiesen la fruta que fueste defender,
e así por tal sobervia ovieron a caer.

El rey de los pecados sobervia es llamado,
de todos es señor e prínçipe coronado,
su fijo el dïablo por él es deseredado,
en los baxos abismos do yaze condenado.

Por sobervia peresçen muchos e peresçieron,
cuidando ser señores, los sus bienes perdieron;
los gigantes muy grandes que la torre fizieron
por su muy grant sobervia allí se confondieron.

Por su muy grant sobervia fue Roboán dañado,
fijo de Salomón, ca fue desmesurado:
en despechar sus pueblos fizo crüel mandado,
e perdió en un día diez tribus del regnado.

E fue Senacherib segunt dize Isaías,
sobervio e crüel en todos los sus días:
por ende fue ferido en sus cavallerías
de los sus enemigos a grandes peorías.

Otros muchos sobervios abaxó el Señor,
así como Olefernes Nabucodonosor,
Hamán e al fariseo: por ende es mejor
esquivar tal pecado que tanto es dañador.

Pero que non só rey asaz sobervia he,
en lo que fazer pude con todos me egualé;
perdona me, Señor, por voluntad pasé
a todos de talante, si de fecho non obré.

Pecado de avariçia

Avariçia es pecado, raíz e fundamiento,
e de todos los males éste es muy grant çimiento:
esquivar lo deve omne de buen entendimiento,
ca deste nasçe al alma muy grant destrüimiento.

E en este pecado se cuenta la usuría,
e las fuerças e furtos, e toda robería,
echar los grandes pechos, falsa mercaduría;
aquí son abogados en esta cofradía.

Por aqueste pecado fue vendido el Señor
por los treinta dineros por Judás el traidor;
por esta fue de muerte Acab mereçedor,
que tomara su viña al pobre servidor.

Esta trae las guerras destruye lo poblado;
a la viuda e al pobre tiene deseredado,
e faze de buen pleito muy malo el abogado,
al huérfano chiquillo dexa l' mal consejado.

Aquí es simonía, que faze mucho mal;
A quien tiene oro e plata çinco obispados val;
aunque sea letrado, si aquesto le fal,
non l' darán benefiçio por el su decretal.

Esta trae los pechos en los pueblos cuitados,
monedas, alcavalas, enprestidos doblados,
sueldo a cavalleros e omnes escudados,
galeotes, ballesteros por ella son echados.

Al que ha buena casa, echan le fuera della,
quien cuida estar con paz, dexan lo con querella,
a ricos e a pobres traen los a la pella,
levanta muchos males esta chica çentella.

Esta faze perder a muchos mercadores
su alma e su fama e los faz mentidores:
venden lana por lino e son engañadores,
quieren con una tinta teñir quatro colores.

Esta trae usuras, que lievan con engaño
por çiento quatroçientos antes del medio año;
si le tomares fiada la vara de su paño,
aunque muy bueno sea lievas lo con grant daño.

En aquesta cobdiçia peco de cada día,
con mucha avariçia bivo la vida mía,
parto mal con los pobres de toda mi quantía;
después quando me duele, llamo Santa María.

Nuestro Señor consiente e es muy sofridor,
no acaloña al culpado luego en el fervor;
después de que le pide acorro el pecador,
non recabda en un día por ser muy rezador.

E Señor pïadoso, ave merçed de mí,
ca en este pecado asaz yo falleçí,
cobdigiando e robando, e sin razón pedí
algo a mis vassallos, que mal les gradesçí.

Pecado de lujuria

Luxuria es pecado de la carne mortal,
que destruye el cuerpo e faze mucho mal
al alma e a la fama; a todos es egual
en dar les perdimento: por lo que çedo fal.

Es de muchas maneras este feo pecado:
en él es adulterio, que es de omne casado;
otro es el inçesto de monja de sagrado,
del santo monesterio que a Dios está fundado.

Otro es el estrupo quien peca con parienta;
pecado es que a Dios pesa, e dél mucho se sienta;
pone en grant vergüença a omne, e en afruenta,
e pena l' gravemente, si se non arrepienta.

A todos es común nonbre fornicaçión;
qualquier que así peca en esta ocasión,
fornicador lo llaman, e es tribulaçión,
si en ello persevera el mesquino varón.

Los viejos que a Susaña falsamente acusaron,
por esto, mal pecado, a sí mesmos çegaron:
muchos señores grandes en esto tronpeçaron;
qual fue la fin de ellos muchos la señalaron.

Esta es la enemiga de la virginidad,
de santa continençia, e noble castidat;
su contraria es della la linpia puridat,
la sinple inoçençia la derecha bondat.

Desta son ocasión el mucho conversar
sienpre con las mugeres, e non se bien tenprar
en comer e en bever, e oçioso estar:
por ende nos de todo conviene bien guardar.

Tú me libra, Señor, deste duro pecado,
ca só mucho por él a tierra abaxado
la tu graçia me acorra, e sea ayudado,
non me vença el diablo, que asaz me ha dañado.

Pecado de envidia

Enbidia es un pecado que muchos males ha;
de bienes de tu próximo grant pesar te fará
e de sus grandes daños sienpre te alegrará:
ésta pierde al alma e al cuerpo gastará.

Peca en el Spíritu Santo quien de enbidia pecó,
que contra la bondat de Dios Señor erró,
e de çierta maliçia della se enbargó:
Por ende es menester perdón, si fallesçió.

El dïablo artero, que del çielo cayó,
por aqueste pecado al omne engañó,
quando en paraíso del árbol le mandó
comer, porque perdiese el bien que Dios le dio.

Los fijos de Isräel con enbidia perdieron
A Josep su hermano, quando le así vendieron
e después a su padre con maliçia mintieron:
que bestias lo mataran falsamente dixeron.

Leemos que Saúl por esto aborresçía,
a David, maguer mucho menester lo avía;
con grant enbidia pura sienpre lo perseguía:
por ende después ovo fuerte postrimería.

Enbidioso e malo e de mal coraçón
fui yo sienpre, Señor e en toda sazón;
busqué mal a mi hermano sin ninguna razón,
plogo me de su daño e de su perdiçión.

Señor, perdón te pido non quieras Tú catar
atanta culpa mía, en que te fiz pesar;
aya yo tu perdón e pueda me emendar,
e segunt me mandaste, a mi próximo amar.

Pecado de gula

Gula e tragonía es un mortal pecado:
por éste fue Adam de paraíso echado
porque quiso comer lo que le era vedado;
maguer, lo él comió: caro costó el bocado.

Leemos que Noé después que fue labrar
la viña e el vino quiso dende gustar
beviendo ende mucho, ovo se a desnudar,
mostrando sus vergüenças non podía acordar.

El uno de sus fijos luego le fue cobrir,
el otro començó fuertemente a reír;
quando el padre lo vio ovo le a maldezir:
en él la servidumbre començó a venir.

Lod, el que de Sodoma no l' pudieran vençer
vençió lo el mucho vino, por que se fue perder,
e ovo sus dos fijas él mesmo a conosçer:
desto muchos enxienplos se podrían traer.

Escripto es que Esaú por un pobre manjar
la primogenitura a Jacob fuera dar,
fincó desventurado por una vez fartar
el vientre que non puede farto mucho durar.

Lee se que Judit que Olifernes mató,
desque de mucho vino muy farto lo sintió;
e con el desatiento luego se adormeçió:
pero muger e flaca la cabeça l' cortó.

E dexé yo al pobre de fanbre peresçer,
que con pan e con agua le pudiera acorrer,
dél ove poco duelo por lo ver ir perder,
tanto que el mi cuerpo cunpliese al su plazer.

Busco muchas vïandas costosas e preçiadas,
de diversos sabores ricamente adobadas,
que a yantar e çena sienpre finquen sobradas:
muchos pobres fanbrientos las tienen deseadas.

Por este tal pecado el rico peresçió
que con el pobre Lázaro su pan muy mal partió;
comió muchos manjares mas en cabo murió;
después en el infierno perdido desçendió.

Comer ante de la ora, tienpo desordenado,
es pecado sin dubda e muy acaloñado:
por esto Jonatás de muerte fue judgado,
si el pueblo non oviera por él mucho rogado.

Señor, e ¿qué será de mí muy pecador?
que en éste e en los otros yago en grant error,
ca sienpre fui e só muy mal ayunador,
e con los pobres tuyos escaso partidor.

Pecado de ira

Ira es un pecado que a muchos escarneçe;
pierden por ella el alma e el cuerpo padesçe;
al que la ha usada, nunca le ella fallesçe
con mala conpañía, qual él della meresçe.

Esta trae discordias e guerras toda vía,
e toda malquerençia, e toda robería;
ésta quema los regnos, e destruye en un día
lo que en muy grant tienpo cobrar non se podría.

Esta faz maldizientes, e faz mal razonados
los unos contra otros, por que son enfamados
muchos omnes sin culpa; son por ende menguados
algunos de sus onrras que son poco culpados.

Esta faze omeçidos e los omnes matar,
faze muchas crüezas e muchos deçepar;
pierden mano e narizes e son de apïadar,
ca pierden lo que nunca jamás podrán cobrar.

Esta faze sañudos los omnes sin razón
contra sus servidores, con mucha ocasión,
ca los fieren con saña, donde viene lisión:
después que non han cobro, querrién aver perdón.

Maguer só yo el menor del mundo en estado,
muchas vezes pequé en tal, e fui errado
con ira e con saña, e dixe mal de grado,
enfamando a muchos: por que ora só cuitado.

En Ti espero, Señor, que avrás merçed de mí,
e me perdones yerros en que te fallesçí,
que son tantos e tales que yo bien meresçí
aver muy grandes penas, si non acorres y.

Pecado de açidia

Açidia es un pecado en que viene tristura,
de bien fazer pereza, e una grant floxura
muy muelle e sin pro, que pierde omne cura
de fazer buenas obras, si las faz, poco dura.

Esta faz a los omnes bivir en nigligençia;
nunca en bien trabajan, nin en ninguna sçiënçia;
a sí mesmos mal quieren e han poca paçiençia;
si algunt mal les contesçe, sufre se sin conçiençia.

Pecado es muy laído e de poco plazer,
mas tibio e muy frío para ir se perder
el omne que lo ha, sin ningunt bien fazer,
por ende del diablo ligero es de vençer.

Los que los sus pecados non quieren confesar,
e cras e cras diziendo lo quieren alongar,
con grant desesperança e poco a Dios amar:
aqueste grant pecado los faz así çegar.

Han poca devoçión a Dios e a sus santos,
ca son tales sus yerros, e tan feos e tantos,
que sólo los nonbrar de sí toman espantos:
mejor es con el alma fazer aquestos llantos.

Aquí puedo poner un pesado dormir,
que han algunos omnes que non pueden partir
del lecho donde yazen para poder oír
las misas e las oras do a Dios suelen servir.

A omnes oçïosos muchos yerros contesçen,
e muchas buenas obras por tal yerro falleçen;
piensan en otros males, por que después padesçen
las penas del infierno, que nunca desfallesçen.

De la su vida mesma están tan enojados,
non saben lo que quieren así están pesados,
e con razón lo fazen, que cargan sus pecados
por los levar a feria do les serán pagados.

Señor mío, merçed, non seas achacoso,
contra mí pecador non seas querelloso,
otorga me tu graçia, o Padre pïadoso,
e guarda me de mal tan grande e espantoso.

 

LAS SIETE OBRAS DE MISERICORDIA

Acusar me yo puedo otrosí de maldat,
ca nunca yo conplí obras de pïedat;
e si non me acorre la tu noble bondat,
en grant ruido só, si vale la verdat.

El día del juïzio ternás cuenta, Señor,
cada uno cómo fizo, e quál es pecador;
e ¿quién será aquel día sin miedo e sin pavor,
si tu merçed non vale contra su grant error?

Mandaste Tú, Señor, al pobre acorrer;
si peresçiés' de fanbre, que l' diesen a comer;
al que sed padesçía, que l' diesen a bever;
al desnudo e lazrado, algunt bien le fazer.

Vesitar al enfermo, mucho le apïadar,
qual omne a sí querría a su cristiano dar,
con poco de su algo le podría pagar,
e podría el doliente de mucho mal sanar.

Otrosí vee omne cativo, encarçelado,
su próximo cristiano, que está aprisionado,
deve con caridat fazer le bien de grado
ca mucho es menester a aquel que es lazrado.

Si vieres algunt cuerpo muerto, por aventura,
que está en grant pobreza, sin aver sepoltura,
sotierra lo por Dios, e toma dello cura,
e Dios te acorrerá, do sintieres tristura.

Leemos que Tobías estas obras cunplió;
en captiverio estando nunca dello çesó;
a los pobres fartando, los muertos soterró,
e por ende de Dios muchas graçias tomó.

Con grant vergüença estó, Señor, delante Ti:
de todas estas cosas ninguna non conplí;
nin vesité enfermos, nin al fanbriento di
una pobre limosna, nin dar non comedí.

Si yo vi pobre muerto, dél muy poco curé
de le dar sepoltura, mas los ojos çerré
por no l' veer de enojo; muchas vezes dexé
pasar por la carrera do muerto lo fallé.

El cuitado enfermo, lazrado e doliente,
o de otra majadura de que fues' padesçiente,
aborresçí l' de ver de todo buen talente,
e gómito fazia, si me venía emiente.

Non ove pïedat del que vi en prisión,
nin le di mi esfuerço, nin la pobre raçión;
de le ver en cadena non ove conpasión,
mas olvidé lo sienpre con duro coraçón.

Con mi palabra sola pudiera l'yo acorrer
a algunt cuitado preso, non lo quise fazer,
e dexé lo así en cárcel, morir e podresçer
de fanbre e de frío; allá se fue perder.

Tenía muchos paños de mi cuerpo preçiados,
e de todos colores, senzillos e doblados,
los unos e los otros ricamente broslados,
e vi morir de frío pobres desanparados.

Con valor de mis paños a mill pobres vestiera,
e grant bien e grant pro de mi alma fiziera;
en mis tribulaçiones mejor cabdal toviera,
ca Dios me ayudara por quien lo yo partiera.

Sintiera yo muy poca mengua en mi fazienda,
si a los pobres lazrados fiziera alguna emienda,
e nunca se vería en tan mala contienda
quien lo así fiziere que Dios non lo defienda.

Mas ¿qué cunple a los pobres aquesto yo dezir,
e tan mal e tan tarde dello me arrepentir?
Por ende, mis señores, quien me quisier oír,
madrugue de mañana quien grant jornada ha de ir.

Verná Dios a jüizio aquel día de espanto,
tan grande e tan fuerte, e de tan grant quebranto,
que tremirá de miedo el omne que fuer santo
e ¿qué será mesquino de mí que pequé tanto?

Como justo jüez allí será el Señor:
dará a cada uno como es meresçedor
e de la su sentençia non avrá más clamor,
nin podrá apellar para ante otro mayor.

En quanto somos bivos e Dios nos da logar
de fazer buenas obras, nuestras almas salvar,
pongamos grant acuçia, non le demos vagar,
que quando non cuidáremos, nos verná a llamar.

Verná muy sin sospecha, así como ladrón,
aquel día espantable do no ha escusaçión
de ir al otro mundo: non sé quál coraçón
está sienpre seguro, si piensa en tal razón.

Si bien o mal fezimos, todo conusco irá;
si es prieta o blanca, allá paresçerá;
non ha lograr de emienda, ca çesado avrá
el tienpo que tenemos jamás non tornará.

Non fallaré allá ningunt encarçelado,
nin quien pida del pan, desnudo nin lazrado,
nin muerto sobre tierra, enfermo nin llagado:
cada uno estará o bien o mal pagado.

En esta corta vida conviene aperçebir
de fazer algunt bien e limosnas partir:
quando llegare el plazo que allá avemos de ir,
vamos aperçebidos, non nos puedan nuzir.

E vamos sin verguença las nuestras cuentas dar
a aquél que, sin engaño las sabrá bien tomar,
ca delante Él será muy çedo a declarar
cómo fizo cada uno no s' podrá ençelar.

 

LOS ÇINCO SENTIDOS

Non podría yo, Señor, atanto me escusar,
que muchas más non sean mis culpas de contar,
ca los çinco sentidos non devo yo olvidar,
los que por muchas vezes me fizieron pecar.

Caté yo con mis ojos donde fize pecado,
logar do non conplía que me era devedado;
desque visto lo avía, fincava cobdiçiado
de mí, e por conplir lo era yo muy quexado.

Estos fueron comienços, en que Adam pecó:
desque vio la mançana, fermosa l' paresçió,
e luego por talante comer la cobdiçió:
asaz fue virtüoso quien dello se guardó.

Si non viera David a Bersabé bañar,
non muriera Urías, nin fuera él pecar;
si non viera Amnón a su hermana Tamar,
nunca la cobdiçiara, nin la fuera forçar.

Por esto el santo Job a Dios Señor dezía
que con sus ojos mesmos en amistad ponía,
porque de ver la virgen mejor se defendría,
ca todo el mal achaque de allí le desçendía.

Muchas vezes, Señor, algunas cosas vi,
que después con pecado en ellas comedí,
e por ende, Señor, merçed te pido aquí,
que mis yertos perdones, pues los confieso a Ti.

E otrosí, Señor, en el oír pequé,
ca muchas cosas vanas oír las cobdiçié,
donde tomé grant quexa, e mucho trabajé
de fazer algunt yerro a toda mala fe.

En lo que omne oye luego conçebirá
en coraçón rencor, e luego pensará
cómo cunpla talante e nunca catará
que a Ti, Señor, enoja, nin dello curará.

Por mis pecados plógome alguna vez oír
cosas que me fizieron de tu graçia partir,
e luego esforçé mi voluntad conplir:
que nunca lo dexara por yo saber morir.

Oí muchas mentiras con falsa opinión
de fama de mi hermano; luego mi coraçón
creyó lo e afirmó lo, e busqué ocasión
de le traer en daño sin otra conpasión.

Si Judás non oyera, non cayera en error,
nin fiziera tal pleito por vender al Señor,
oyó al falso pueblo, e luego el traidor
cunplió lo por la obra como pudo peor.

Plogo me otrosí oír muchas vegadas
libros de devaneos, de mentiras provadas,
Amadís, Lançalote, e burlas asacadas,
en que perdí mi tienpo, a muy malas jornadas.

Si fazían sermón, oír non lo quería,
diziendo: "Non lo entiendo, que fabla en teología";
e luego yo catava alguna conpañía
do fablase en burlas por pasar aquel día.

Señor mío, acorre, que non puedo contar
a Ti más por menudo en lo que fui pecar;
oí e escuché, e fui por ello obrar
grant daño de mi alma, non lo puedo negar.

Gustar es un sentido do puede, mal pecado,
pecar asaz el omne, si non es avisado;
con aqueste pecado Adam fue mal fadado,
que lo que l' non cunplía quiso aver provado.

Gustó de la mançana del árbol defendido,
gustó tragos de muerte por que fuera perdido,
e perdió a nos otros por ser mal comedido:
mucho mal de tal gusto después nos ha venido.

Muchos enxienplos destos podría aquí dezir,
quantos mal se fallaron por mal gusto seguir,
mas suso en la gula, lo fuemos departir;
por ende non conviene otra vez repetir.

Tañiendo peca omne, quando toma plazer
en cosas desonestas, que non deve tañer;
e Dios por la su graçia nos quiera acorrer,
ca muchas ocasiones nos fazen ir perder.

En abriendo el ojo e luego lo çerrando,
faze mortal pecado omne non sospechando;
pero buena entinçión lo puede ir salvando,
e por la su sinpleza Dios le irá judgando.

Pero que la sinpleza non sea apartada
de todo bien saber ca sería judgada
por muy grant bestiedat e nesçedad pesada;
mas sea el omne sinple con cordura acordada.

Oler es un sentido, si es desordenado,
que se sigue de él muchas vezes pecado,
si lo faze el omne por ser más abivado
peca en la luxuria, que es grant mal vedado.

Achaques de pecar, por Dios, nunca busquemos,
ca mal pecado asaz conusco nos traemos;
e si con la su graçia dellos nos defendemos,
non tengamos que poco en aquesto fazemos.

Por todo el mundo tienen pecados sus anzuelos,
con que pescan las almas sus llantos e sus duelos;
por do quier que pasamos llenos están los suelos,
que sienbra el enemigo de padres e de agüelos.

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POEMA 5

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

 

POEMA 6 Pablo Neruda

POEMA 6

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

POEMA 7

Pablo Neruda

Alma mía! Alma mía! Raíz de mi sed viajera,
gota de luz que espanta los asaltos del mundo.
Flor mía. Flor de mi alma. Terreno de mis besos.
Campanada de lágrimas. Remolino de arrullos.
Agua viva que escurre su queja entre mis dedos.
Azul y alada como los pájaros y el humo.
Te pariò mi nostalgia, mi sed, mi ansia, mi espanto.
Y estallaste en mis brazos como en la flor el fruto.

Zona de sombra, línea delgada y pensativa.
Enredadera crucificada sobre un muro.
Canción, sueño, destino. Flor mía, flor de mi alma.
Aletazo de sueño, mariposa, crepúsculo.

En la alta noche mi alma se tuerce y se destroza.
La castigan los látigos del sueño y la socavan.
Para esta inmensidad ya no hay nada en la tierra.
Ya no hay nada.
Se revuelven las sombras y se derrumba todo.
Caen sobre mis ruinas las vigas de mi alma.

No lucen los luceros acerados y blancos.
Todo se rompe y cae. Todo se borra y pasa,
Es el dolor que aúlla como un loco en un bosque.
Soledad de la noche. Soledad de mi alma.
El grito, el alarido. Ya no hay nada en la tierra!
La furia que amedrenta los cantos y las lágrimas.
Sòlo la sombra estéril partida por mis gritos.
Y la pared del cielo tendida contra mi alma!

Eres. Entonces eres y te buscaba entonces.
Eres labios de beso, fruta de sueños, todo.
Estás, eres y te amo! Te llamo y me respondes!
Luminaria de luna sobre los campos solos.
Flor mía, flor de mi alma, qué más para esta vida!
Tu voz, tu gesto pálido, tu ternura, tus ojos.
La delgada caricia que te hace arder entera.
Los dos brazos que emergen como juncos de asombro.
Todo tu cuerpo ardido de blancura en el vientre.
Las piernas perezosas. Las rodillas. Los hombros.
La cabellera de alas negras que van volando.
Las arañas oscuras del pubis en reposo.

Pablo Neruda

POEMA 8

Abeja blanca zumbas ebria de miel en mi alma
y te tuerces en lentas espirales de humo.

Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo.

Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última.
En mi tierra desierta eres la última rosa.

Ah silenciosa!

Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa.

Tienes ojos profundos donde la noche alea.
Frescos brazos de flor y regazo de rosa.

Se parecen tus senos a los caracoles blancos.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de sombra.

Ah silenciosa!

He aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.

El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.

Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.

Ah silenciosa!

POEMA 10

Pablo Neruda

Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.

Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

Pablo Neruda, poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

LA CANCIÓN DESESPERADA

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!
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El NUEVO SONETO A ELENA

Cuando estés vieja, niña (Ronsard ya te lo dijo),
te acordarás de aquellos versos que yo decía.
Tendrás los senos tristes de amamantar tus hijos,
los últimos retoños de tu vida vacía...

Yo estaré tan lejano que tus manos de cera
ararán el recuerdo de mis ruinas desnudas.
Comprenderás que puede, nevar en primavera
y que en la primavera las nieves son más crudas.

Yo estaré tan lejano que el amor y la pena
que antes vacié en tu vida como un ánfora plena
estarán condenados a morir en mis manos...

Y será tarde porque se fue mi adolescencia,
tarde porque las flores una vez dan esencia
y porque aunque me llames yo estaré tan lejano...

VÍRESE

Hoy que danza en mi cuerpo la pasiòn de Paolo
y ebrio de un sueño alegre mi corazòn se agita:
hoy que sé la alegría de ser libre y ser solo
como el pistilo de una margarita infinita:

oh mujer -carne y sueño-, ven a encantarme un poco,
ven a vaciar tus copas de sol en mi camino:
que en mi barco amarillo tiemblen tus senos locos
y ebrios de juventud, que es el más bello vino.

Es bello porque nosotros lo bebemos
en estos temblorosos vasos de nuestro ser
que nos niegan el goce para que lo gocemos.
Bebamos. Nunca dejemos de beber.

Nunca, mujer, rayo de luz, pulpa blanca de poma,
suavices la pisada que no te hará sufrir.
Sembremos la llanura antes de arar la loma.
Vivir será primero, después será morir.

Y después que en la ruta se apaguen nuestras huellas
y en el azul paremos nuestras blancas escalas
-flechas de oro que atajan en vano las estrellas-,
oh Francesca, hacia dònde te llevarán mis alas!

FAREWELL

1

Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.

Por sus Ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.
2

Yo no lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromò tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.

3

(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.

4

Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.)

5

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasò.

Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dònde voy.

... Desde tu corazòn me dice adiòs un niño.
Y yo le digo adiòs.

MARIPOSA DE OTOÑO

La mariposa volotea
y arde -con el sol- a veces.

Mancha volante y llamarada,
ahora se queda parada
sobre una hoja: que la mece.

Me decían: -No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Yo tampoco decía nada.
Y pasò el tiempo de las mieses.

Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.

Me decían: -No tienes nada.
No estás enfermo. Te parece.

Era la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.

Todo se va en la vida, amigos.
Se va o perece.

Se va la manò que te induce.
Se va o perece.

Se va la rosa que desates.
También la boca que te bese.

El agua, la sombra y el vaso.
Se va o perece.

Pasò la hora de las espigas.
El sol, ahora,
convalece.

Su lengua tibia me rodea.
También me dice: -Te parece.

La mariposa volotea,
revolotea,
y desaparece.

MUJER, NADA ME HAS DADO

Nada me has dado y para ti mi vida
deshoja su rosal de desconsuelo,
porque ves estas cosas que yo miro,
las mismas tierras y los mismos cielos,

porque la red de nervios y de venas
que sostiene tu ser y tu belleza
se debe estremecer al beso puro
del sol, del misino sol que a mí me besa.

Mujer, nada me has dado y sin embargo
a través de tu ser siento las cosas:
estoy alegre de mirar la tierra
en que tu corazón tiembla y reposa.

Me limitan en vano mis sentidos
-dulces flores que se abren en el viento-
porque adivino el pájaro que pasa
y que mojó de azul tu sentimiento.

Y sin embargo no me has dado nada,
no se florecen para mí tus años,
la cascada de cobre de tu risa
no apagará la sed de mis rebaños.

Hostia que no probò tu boca fina,
amador del amado que te llame,
saldré al camino con mi amor al brazo
como un vaso de miel para el que ames.

Ya ves, noche estrellada, canto y copa
en que bebes el agua que yo bebo,
vivo en tu vida, vives en mi vida,
nada me has dado y todo te lo debo.

TANGO DEL VIUDO

Oh Maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola pena podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,
y ya no podrás recordar, mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún,
quejándome del tròpico, de los coolies coringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.

Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola!
He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,
a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez
tiro al suelo los pantalones y las camisas,
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes.
Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.

Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde
el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,
y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocina
acostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:
bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,
de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,
y la espesa tierra no comprende tu nombre
hecho de impenetrables substancias divinas.

Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas
recostadas como detenidas y duras aguas solares,
y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,
y el perro de furia que asilas en el corazòn,
así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora,
y respiro en el aire la ceniza y lo destruido,
el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.

Daría este viento del mar gigante por tu brusca respiración
oída en largas noches sin mezcla de olvido,
uniéndose a la atmòsfera como el látigo a la piel del caballo.
Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.

WALKING AROUND

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias.

DESESPEDIENTE

La paloma está llena de papeles caídos,
su pecho está manchado por gomas y semanas,
por secantes más blancos que un cadáver
y tintas asustadas de su color siniestro.

Ven conmigo a la sombra de las administraciones,
al débil, delicado color pálido de los jefes,
a los túneles profundos como calendarios,
a la doliente rueda de mil páginas.

Examinemos ahora los títulos y las condiciones,
las actas especiales, los desvelos,
las demandas con sus dientes de otoño nauseabundo,
la furia de cenicientos destinos y tristes decisiones.

Es un relato de huesos heridos,
amargas circunstancias e interminables trajes,
y medias repentinamente serias.
Es la noche profunda, la cabeza sin venas
de donde cae el día de repente
como de una botella rota por un relámpago.

Son los pies y los relojes y los dedos
y una locomotora de jabón moribundo,
y un agrio cielo de metal mojado,
y un amarillo río de sonrisas.

Todo llega a la punta de los dedos como flores,
a uñas como relámpagos, a sillones marchitos,
todo llega a la tinta de la muerte
y a la boca violeta, de los timbres.

Lloremos la defunciòn de la tierra y el fuego,
las espadas, las uvas,
los sexos con sus duros dominios de raíces,
las naves del alcohol navegando entre naves
y el perfume que baila de noche, de rodillas,
arrastrando un planeta de rosas perforadas.

Con un traje de perro y una mancha en la frente
caigamos a la profundidad de los papeles,
a la ira de las palabras encadenadas,
a manifestaciones tenazmente difuntas,
a sistemas envueltos en amarillas hojas.

Rodad conmigo a las oficinas, al incierto
olor de ministerios, y tumbas, y estampillas.
Venid conmigo al día blanco que se muere
dando gritos de novia asesinada.

ME PEINA EL VIENTO LOS CABELLOS

Me peina el viento los cabellos
como una mano maternal:
abro la puerta del recuerdo
y el pensamiento se me va.

Son otras voces las que llevo,
es de otros labios mi cantar:
hasta mi gruta de recuerdos
tiene una extraña claridad!

Frutos de tierras extranjeras,
olas azules de otro mar,
amores de otros hombres, penas
que no me atrevo a recordar.

Y el viento, el viento que me peina
como una mano maternal!

Mi verdad se pierde en la noche:
no tengo noche ni verdad!

Tendido en medio del camino
deben pisarme para andar.

Pasan por mí sus corazones
ebrios de vino y de soñar.

Yo soy un puente inmóvil entre
tu corazòn y la eternidad.

Si me muriera de repente
no dejaría de cantar!

SAUDADE
Saudade -Qué será?... yo no sé... lo he buscado
en unos diccionarios empolvados y antiguos
y en otros libros que no me han dado el significado
de esta dulce palabra de perfiles ambiguos.

Dicen que azules son las montañas como ella,
que en ella se oscurecen los amores lejanos,
y un noble y buen amigo mío (y de las estrellas)
la nombra en un temblor de trenzas y de manos.

Y hoy en Eca de Queiroz sin mirar la adivino,
su secreto se evade, su dulzura me obsede
como una mariposa de cuerpo extraño y fino
siempre lejos -tan lejos!- de mis tranquilas redes.

Saudade... Oiga, vecino, sabe el significado
de esta palabra blanca que como un pez se evade?
No... Y me tiembla en la boca su temblor delicado.
Saudade...

HOY, QUE ES EL CUMPLEAÑOS DE MI HERMANA

Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo
nada que darle, nada. No tengo nada, hermana.
Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos.
A veces hasta mi alma me parece lejana.

Pobre corrió una hoja amarilla de otoño
y cantor como un hilo de agua sobre una huerta:
los dolores, tú sabes cómo me caen todos
como al camino caen todas las hojas muertas.

Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita,
y mi dolor es ése, no te las puedo dar:
vinieron como pájaros a posarse en mi vida,
una palabra dura las haría volar.

Pienso que también ellas me dejarán un día,
que me quedaré solo, como nunca lo estuve.
Tú lo sabes, hermana, la soledad me lleva
hacia el fin de la tierra como el viento a las nubes!

Pero para qué es esto de pensamientos tristes!
A ti menos que a nadie debe afligir mi voz!
Después de todo nada de esto que digo existe...
No vayas a contárselo a mi madre, por Dios!

Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,
y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno.
Piensa que tengo el alma toda llena de risas,
y no te engañarás, hermana, te lo juro.

TENGO MIEDO

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Tiene mi corazòn un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño
así como en el cielo no ha cabido una estrella.)

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada en medio de la tierra infinita!

Se muere el universo, de una calma agonía
sin la fiesta del sol o el crepúsculo verde.
Agoniza Saturno como una pena mía,
la tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

LA MUERTE DE MELISANDA

A la sombra, de los laureles
Melisanda se está muriendo.

Se morirá su cuerpo leve.
Enterrarán su dulce cuerpo.

Juntarán sus manos de nieve.
Dejarán sus ojos abiertos

para que alumbren a Pelleas
hasta después que se haya muerto.

A la sombra de los laureles
Melisanda muere en silencio.

Por ella llorará la fuente
un llanto trémulo y eterno.

Por ella orarán los cipreses
arrodillados bajo el viento.

Habrá galope de corceles,
lunarios ladridos de perros.

A la sombra de los laureles
Melisanda se está muriendo.

Por ella el sol en el Castillo
se apagará como un enfermo.

Por ella morirá Pelleas
cuando la lleven al entierro.

Por ella vagará de noche,
moribundo por los senderos.

Por ella pisará las rosas,
perseguirá las mariposas
y dormirá en los cementerios.

Por ella, por ella, por ella
Pelleas, el príncipe, ha muerto.

EL MIEDO

Qué pasó? Qué pasó? Còmo pasó?
Cómo pudo pasar? Pero lo cierto
es que pasó y lo claro es que pasó,
se fue, se fue el dolor a no volver:
cayó el error en su terrible embudo,
de allí nació su juventud de acero.
Y la esperanza levantó sus dedos.
Ay sombría bandera que cubrió
la hoz victoriosa, el peso del martillo
con una sola pavorosa efigie!

Yo la vi en mármol, en hierro platean,
en la tosca madera del Ural
y sus bigotes eran dos raíces,
y la vi en plata, en nácar, en cartón,
en corcho, en piedra, en cinc, en
alabastro,
en azúcar, en piedra, en sal, en jade,
en carbón, en cemento, en seda, en
barro,
en plástico, en arcilla, en hueso, en
oro
de un metro, de diez metros, de cien
metros,
de dos milímetros en un grano de
arroz,
de mil kilómetros en tela colorada.
Siempre aquellas estatuas estucadas
de bigotudo dios con botas puestas
y aquellos pantalones impecables
que planchó el servilismo realista.
Yo vi a la entrada del hotel, en medio
de la mesa, en la tienda, en la
estaciòn,
en los aeropuertos constelados,
aquella efigie fría de un distante:
de un ser que, entre uno y otro
movimiento,
se quedó inmòvil, muerto en la
victoria.
Y aquel muerto regía la crueldad
desde su propia estatua innumerable
aquel inmòvil gobernò la vida.

RESURRECCIONES

Si alguna vez vivo otra vez
será de la misma manera
porque se puede repetir
mi nacimiento equivocado.
y salir con otra corteza
cantando la misma tonada.

Y por eso, por si sucede,
si por un destino indosránico
me veo obligado a nacer,
no quiero ser un elefante,
ni un camello desvencijado,
sino un modesto langostino,
una gota roja del mar.

Quiero hacer en el agua amarga
las mismas equivocaciones:
ser sacudido por la ola
como ya lo fui por el tiempo
y ser devorado por fin
por dentaduras del abismo,
así como fue mi experiencia
de negros dientes literarios.

Pasear con antenas de cobre
en las antarticas arenas
del litoral que amé y viví,
deslizar un escalofrío
entre las algas asustadas,
sobrevivir bajo los peces
escondiendo el caparazón
de mi complicada estructura,
así es como sobreviví
a las tristezas de la tierra.

BARRIO SIN LUZ

¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer mirando el último crepúsculo
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades hollines y venganzas,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos... la bruma de las olvidanzas
humos espesos, tajamares rotos,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra.