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LOS PENSAMIENTOS PUROS
Washington Delgado
Señor rentista, señor funcionario,
señor terrateniente,
señor coronel de artillería,
el hombre es inmortal:
vosotros sois mortales.
Es curioso como la podredumbre
se adelanta a veces al cadáver.
Soportad vuestro olor, mostradlo
si queréis, poquito a poco.
Pero no habléis.
Señores, enseñad el trasero,
pero no lloréis nunca,
cierta decencia es necesaria.
en las alas blancas
y en la música de las arpas
dulcemente tocadas
por vuestras dulces manos.
Pensad en vuestros libros de lectura, en las viudas
tísicas y abandonadas que ayudaréis con una
trompeta de oro.
Pensad en vuestros billetes, en los veranos junto
al mar, en la mucama rubia, en el amante
moreno, en los pobre que besaréis en la otra
vida, en las distancias terrestres, en los cielos
de almíbar.
Pensad en todo,
vuestros días sobre la tierra no serán numerosos.
LAS BUENAS MANERAS
Washington Delgado
Es peligroso caminar
con un nombre en los labios.
No digas nunca
España, Leningrado, muchacha,
querida tierra.
Aprende las buenas maneras de la vida,
la vida es silenciosa
y el silencio tiene numerosas palabras:
buenos dias, ha llegado el verano,
los precios suben
si los salarios suben, la patria espera
vuestro sacrificio, el señor presidente
deplora lo sucedido, los señores ministros
confían en el futuro, el feroz asesino
fue ajusticiado, Dios
bendiga a nuestro pueblo.
Viejas palabras dulces,
inútiles y tiernas
como almanaques viejos.
¿Para qué decir
España, Leningrado, muchacha,
tierra querida?
No camines con un nombre en los labios.