La venta del asno
El gato con botas
El abeto
El real del sastre
El oso
El abad y los tres eningmas
La corona de lata
Juan Sinmiedo
La princesa de las rosas
Lazarillo de Tormes
La piedra en el camino
El erizo y la liebre
La viejecilla y sus tres perritos
El lobo que creia que la luna es queso
La aguja de Zurcir
Caperucita roja
La abuelita
El enano saltarín
La venta del asno
El gato con botas
El abeto
Garbancito
El Hada soberana
Los pasteles y la muela
Quien no te conozca que te compre
El ganso de oro
El patito feo
La gata encantada
La nuez de oro
Juan el de la vaca
El rey durmiente
La vaca Nicolasa
La Princesa y el rosal
Aladino y la lámpara maravillosa
El regalo mágico del conejito
El Hada fea
El gnomo
Blancanieves y los siete enanitos
Los tres cerditos, videocuento
El gorrión y el zorro
La ardilla y la gaviota
¿ Porqué lloran los sauces
Piel de asno
El grillo que soño con ser pajaro
El acertijo
La mariposa
Porqué los Angeles de la Guarda no se ven
El diente La aventura del agua
El jardín del paraiso Los lirones y la encina
La rosa verde
Había una vez, un perro que era muy rico. No le faltaba nada.
Tenía una gran caseta para dormir especialmente diseñada por los mejores arquitectos de la zona.
Siempre vestía con chalecos y corbatas, comía los mejores manjares, hasta tenía un frigorifico y una cocina donde guardaba los mejores huesos traídos por sus dueños de Europa.
Era muy soberbio, y le molestaba que los niños se le acerquen a su caseta.
Siempre caminaba erguido por los alrededores con el hocico parado y sacando pecho, mirando de reojo a los demás perros.
Enfrente vivía un perrito en una cucha muy humilde, y todas las mañanas, con su gran regadera de plástico, regaba una rosa verde que creció junto a su puerta.
Tanke, así se llamaba el perrito, era muy bueno con los niños y todos lo querían mucho en el barrio.
Era alegre, juguetón y siempre estaba contento.
Al perro millonario de enfrente, que se hacia llamar Mister Perro, no le gustaba que todos los niños siempre estén jugando con Tanke.
Mister Perro entonces decidió que quería una rosa igual a la de Tanke.
Llamó a sus amigotes y les ofreció mucho dinero a quien lograra traerle una rosa igual que la de Tanque.
Los amigotes de Mister Perro estuvieron buscando por varios días, pero no encontraron nada.
Entonces Mister Perro mandó a fabricar una rosa verde de plástico muy linda, pero los niños seguían sin acercarse a su caseta, y furioso Mister Perro se comió su rosa de plástico.
Así decidió ponerse un antifaz y por la noche, con una tijera cortó la rosa de Tanque y la plantó cerca de su caseta.
Por la mañana, Tanque al no ver su rosa verde se puso triste, y cruzó en frente a preguntarle a Mister Perro si había visto quien se llevó su rosa.
Grande fue su sorpresa al ver que Mister Perro estaba regando una rosa verde parecida a la de él.
Tanke volvió triste a su caseta. Pero a los pocos días la rosa se marchitó y otra rosa verde creció junto a su caseta. Nuevamente los niños jugaban alrededor de la caseta de Tanke
.
Mister Perro miraba y no comprendía que fue lo que falló. Se puso a llorar y al verlo, Tanque se le acercó y le dijo: “la rosa verde crecerá junto a tu caseta solo si eres un perro bueno, juguetón y alegre”.
“Ahora entiendo”, dijo Mister Perro, “de ahora en adelante seré un perro bueno.
No me llamaré más Mister Perro, usaré mi verdadero nombre que es Moky, y seré bueno, siempre bueno...”. Y a los pocos días éé lo veía a Moky regando su linda rosa verde.
FIN
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